Una buena salud empieza en la boca. Nunca pases por alto un sangrado en las encías, ya que ello indica que tenemos una inflamación gingival (gingivitis). Esta inflamación hay que tratarla porque, mantenida en el tiempo, puede derivar en enfermedad periodontal (periodontitis), que provoca retracción de las encías y la afectación del hueso y la afectación del hueso de las mandíbulas (maxilares).
- Cuando padecemos gingivitis, la microbiota de la boca se afecta y la gran diversidad de bacterias “buenas” que forman nuestra microbiota bucal desaparecen para dar paso a bacterias patógenas que no conviene que estén allí. Cabe recordar que nuestra boca es la puerta de entrada al resto del organismo y si nuestra microbiota bucal no es la adecuada estas bacterias patógenas colonizan el resto del tubo digestivo, pudiendo dar lugar a otros problemas como gases, digestiones pesadas, acidez, estreñimiento o diarreas.
- Lo ideal es cepillarse los dientes tres veces al día, preferentemente después de cada comida y durante un mínimo de dos minutos. Recuerda que cepillando los dientes solo con el cepillo, manual o eléctrico, solo estas limpiando el 60% de tu boca. Es muy importante limpiar bien los espacios entre dientes haciendo uso de hilo dental o de cepillos interdentales, para tener una higiene completa de todas las piezas dentales.
Finalmente, el uso de un colutorio permite llegar a todos los rincones de la boca, incluyendo lengua, paladares y mucosas.
Démosle la importancia que merece la prevención ya que una correcta higiene buco-dental no solo nos va a proporcionar una sonrisa bonita, sino también una buena salud en todo nuestro sistema digestivo.